jueves, 21 de octubre de 2010

Censo 2010: con censistas y sin censados



Censo Nacional de Población,Hogares y Viviendas.





El próximo miércoles 27 se realizará el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. Por este mismo motivo, ese día fue declarado feriado nacional para que todos los ciudadanos argentinos estemos en nuestros hogares y así poder recibir al censista, aunque algunos se nieguen a hacerlo por inseguridad y, sobre todo, por falta de confianza en cuanto a la manipulación de la información.

El censo 2010 no tuvo lugar aún, pero ya es polémico. A pesar que presenta características diferentes al último registro de 1990, este año la población está más desconfiada y las redes sociales fueron un medio recurrente para dar a conocer estás opiniones.

En Facebook y Twitter se crearon grupos y foros para debatir el tema. Argumentan que es inseguro abrirle al censista por más identificación personal que presente. Los datos que cada uno ofrece pueden tener destinos desconocidos de los cuales no se tiene conocimiento, como por ejemplo, que ese informe sea vendido a terceros y luego esas familias sean victimas de robos o de situaciones similares.

Otro punto en cuestión, es el manejo que realizará el Indec con las cifras recolectada. Según esta entidad, en diciembre de este año se sabrá cuantos somos los que habitamos el suelo argentino, incluso, aquellos que residen en la Antártida y las comunidades originarias que nunca habían sido censadas en años anteriores.

Muchas administraciones de propiedades horizontales de la Ciudad de Buenos Aires han decidido recibir a los censistas en los halls de entrada de los edificios para evitar la entrada de los encuestadores a los departamentos privados. Medida a la que muchos se han adherido pero que, desde los diferentes medios oficiales, han repudiado.

El diario El Argentino publicó el pasado domingo 10 de octubre, un artículo “advirtiendo” a la población sobre una campaña en contra del Indec y del Censo Nacional, argumentando que, de este modo, “imponen miedo a la sociedad” e incitan al ciudadano a no abrirle a los censistas o mentirles en las respuestas requeridas. Aseguraron que estas personas estarán correctamente identificadas con credenciales oficiales. Norberto Itzcovich, director administrativo y de operaciones del Indec, declaró que "no es necesario dar el apellido ni mostrar el DNI. Con el nombre de pila es suficiente. El censo consiste en una entrevista personal entre el censista y el censado, donde lo que vale es lo que se declara verbalmente".

Sin embargo, se hizo pública una denuncia de la Comisión Técnica ATE-Indec, integrada por profesionales de trayectoria desplazados del Indec a partir de 2007 tras haber denunciado una manipulación oficial de las estadísticas públicas, sobre las irregularidades del censo de este año. Cuestionan que las tareas preparatorias, en especial las del conteo y listado de viviendas, segmentación y preparación de la cartografía que se utilizará en el relevamiento, no fueron las adecuadas; que algunos censistas que ya están haciendo registros preliminares verificaron que hay datos que no coinciden con la realidad y a algunos les habrían recomendado que no censen casas tomadas, con lo cual, estas irregularidades podrían arrojar datos erróneos sobre el total poblacional.

Además, denuncian, en cuanto a la consulta sobre discapacidad, afrodescendientes y pueblos originarios, enfatizados especialmente por el Indec como novedad para ser registrada en este censo, sólo serán relevadas por el formulario ampliado, que llega al 10% de la población, mientras que al 90% restante le llega un formulario básico que no contiene esas especificaciones.

Otro punto cuestionado es el del presupuesto que conlleva el censo. Desde el oficialismo se dio a conocer la cifra de 303 millones de pesos, con los cuales se les pagará, a cada uno de los 650 mil censistas, 250 pesos la jornada de trabajo. Estas cifras, más los gastos estipulados para los distintos períodos de conteos del censo y la impresión de los formularios, dan un total de 523 millones de pesos, cantidad que no coincide con la anteriormente nombrada.

Cabe recordar que la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal pidió al Indec la suspensión del censo. Pese a esto, la entidad sigue trabajando y ya recibió 220 millones de pesos de parte del Poder Ejecutivo para el pago a los encuestadores.

La realidad es que faltan sólo nueve días para que los censistas recorran las calles del país y los ciudadanos dudan. El temor a los robos y a la manipulación de las estadísticas generan rechazo ante la situación.

El censo es necesario y debe respetarse, sin embargo, no es obligación responder las preguntas y proporcionar la verdadera identidad. Es por ello, que resulta necesario que las autoridades competentes transmitan tranquilidad a la población, más allá de dar seguridad a partir de la credencial o de mayor presencia policial. Lo que se duda es sobre las cifras y sus resultados, no sobre los censistas en particular.

No sabemos que números arrojará el empadronamiento, pero sí sabemos sobre la disconformidad de la gente.

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