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martes, 21 de septiembre de 2010

Pichón Garay y una historia de misterios


Juan José Saer en La pesquisa, nos vuelve a mostrar su perfección en las narraciones y precisión en las palabras.

La novela comienza con una cena entre amigos, entre ellos su recurrente personaje Pichón Garay, quienes dialogan a cerca de un asesino de ancianas en París quien es perseguido por la policía. Sin embargo, a medida que avanza el relato, se va entrelazar con el descubrimiento de un misterioso manuscrito. Su búsqueda implicará un largo viaje de amigos en lancha por un río sin orillas.

La pesquisa no sólo es una novela policial, sino una mirada detalla de la realidad y una reflexión sobre ella donde el crimen y la locura logran una acertada conjunción.

Largos párrafos, oraciones extensas y descripciones puntualizadas a la mínima referencia hacen que la lectura sea continua y atenta. El autor consigue centrar la atención del lector a pesar de la languidez de las narraciones. Inmensa descripción visual y sensorial involucran a todo aquel que lea las páginas de este libro.

La novela puede ser considerada la mayor obra policial de Juan José Saer, uno de los más destacados escritores de la literatura argentina contemporánea.

El novelista y ensayista nació en Santa Fe en 1937, se radicó en París donde fue profesor en la facultad de Rennes (Francia), donde logró realizar una vasta obra narrativa que abarca cinco libros de cuentos y once novelas entre las que se destacan Glosa, La pesquisa y Nadie nada nunca. En 1991 publicó el ensayo El río sin orillas y, años posteriores, continuó escribiendo ensayos literarios como El concepto de ficción y La narración-objeto. Su producción poética está compilada en El arte de narrar.

El autor, quien falleció en 2005, consiguió gran prestigio en el mundo literario, al punto tal que su obra ha sido gratificada con el Premio Nadal y traducida a más de ocho idiomas.

viernes, 23 de octubre de 2009

Bailemos una milonga para festejar.


El tango logró el 30 de septiembre, el mayor reconocimiento que pudo haber recibido en estos últimos años: la UNESCO lo ha declarado “Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”.
Desde la capital de los Emiratos Árabes Unidos, se anunció que el tango sería incluido en una nueva categoría creada para la protección y promoción de bienes culturales intangibles. Además, fue pionero ya que ha inaugurado esta nueva sección de patrimonios.
La propuesta fue postulada en el 2008 en conjunto con Uruguay, la otra mitad de la cuna del tango. Compitió con más de 70 propuestas de distintas partes del mundo, entre ellas la ceremonia indígena de los voladores en México, el carnaval de negros y blancos en Colombia y el candombe uruguayo.
Por fin ha llegado un merecido reconocimiento a esta expresión popular surgida y enriquecida de tantas nacionalidades que convivían a fines de 1800 en los conventillos porteños. El tango fue poesía, música y baile, pero viéndolo desde este siglo XXI podemos concluir que es cultura, es un legado, una foto de la vida de esa época de los grandes bandoneonistas, famosas orquestas y cantantes populares. Años de los grandes éxitos del cine, siendo el tango quien inauguró allá por 1933 el sonido en las grandes salas, con las voces de Tita Merello y Libertad Lamarque.
Pero el reconocimiento no es sólo para el tango rioplatense, es también para todas las partes del mundo que supieron hacer de esta música un aspecto más de su cultura, como lo es Japón que, en épocas de la Segunda Guerra Mundial cuando el jazz estuvo prohibido, hizo que el tango se popularice. Y con la llegada del tango a París pudo conocerse en lugares como Finlandia y Turquía, sitios en los que aún hoy sigue congregando gran cantidad de admiradores. Por lo cual, en estas tierras también celebran por esta declaración de la UNESCO.
Como consecuencia de este mérito recibido, las autoridades competentes de Argentina y Uruguay se comprometieron ante esta asociación internacional, a proteger y difundir este género. Una de las propuestas expuestas en el día de ayer fue la creación de la Orquesta del Río de la Plata.
Por consiguiente, no quedan mas excusas para incentivar al tango como expresión de la cultura, no solo para los extranjeros que visiten el país buscando su historia y el dos por cuatro, sino para nosotros, los argentinos, adoptando este patrimonio, porque ahora sí le podemos decir “patrimonio”, como nuestro. Cuidémoslo.