lunes, 15 de noviembre de 2010

La contaminación ya es parte del paisaje






Se ha demostrado que en la ciudad de Mercedes, el Río Luján, presenta uno de los mayores porcentajes de contaminación. La basura ya es parte de la geografía de la zona y nadie se encarga de revertir la situación.

El río lujan es uno de los mayores cursos fluviales de la Provincia de Buenos Aires. Nace en el partido de Suipacha, de la unión de dos arroyos, “El durazno” y “Los leones”.

A partir de allí recorre las localidades de Mercedes, Luján, Pilar, Exaltación de la Cruz, Escobar, Campana, Tigre y San Fernando, desembocando en el Río de la Plata. Sus aguas recorren 128 kilómetros y posee diferentes arroyos. También, está comunicado con ríos importantes como el Reconquista y el Paraná de las Palmas.

Frente a la importancia y riqueza de este afluente, varias empresas, en su mayoría textiles, se han instalado a su margen provocando serios problemas de contaminación. A esto se suman los mataderos, frigoríficos, plantas de lácteos y demás empresas que se asentaron sobre los cientos de kilómetros que recorre el río.

Considerando estas irregularidades y que la contaminación del río crece exponencialmente, en 2004 la Cámara Civil de Mercedes, Sala 2ª, dictó un fallo en defensa del Río Luján, advirtiendo gravemente sobre el vertido de aguas residuales de naturaleza cloacal e industrial, teniendo en cuenta que han colapsado las plantas de tratamiento de efluentes cloacales en todo el país y la irresponsabilidad del sector industria. Sin embargo, esto no parece resolver las anomalías.

La Corte Suprema de Justicia ha probado en 2008 que, en la ciudad de Mercedes, la instalación de la Planta Depuradora de efluentes no soluciona los problemas ambientales pues se requiere la ampliación de las redes cloacales, que los desechos de la red cloacal de la ciudad son descargados sin tratar al curso del Río Luján a través de los canales pluviales y los análisis microbiológicos acreditan presencia de compuestos orgánicos e importante carga microbiana contaminado el río Luján y la atmósfera, entre otras evidencias.

Pese a las sanciones y la preocupación de los vecinos, las aguas siguen afectadas y, a simple vista, nadie se encarga de los residuos tóxicos. Sólo hace falta mirar el río para dar fe de esto.

En el parque municipal Independencia, la basura se acumula en las ramas, puentes, pasarelas y todos aquellos elementos que actúan como una suerte de colador que deja pasar el agua reteniendo lo que no deberían estar allí.

En las agua del afluente se baña gente, aunque esto esté prohibido; tiran residuos, aunque carteles indiquen lo contrario; se vierten residuos industriales, aunque la corte aplique sanciones. Se necesita un ente regulador que actúe con precisión para hacer cumplir las normas establecidas. Pareciera que el Código de Aguas, la Ley de Protección a las Fuentes de Provisión y a los Cursos y Cuerpos Receptores de Agua y a la Atmósfera, La Ley de Protección de los Recursos Naturales y del Ambiente y demás normas jurídicas se las ha llevado el agua.

Imprudencia, falta de conciencia ambiental, escasez de políticas de medio ambiente, negocios turbios, intereses empresariales; todas esas razones ayudan a que la situación empeore.

La población debe tomar conciencia que ese recurso tan vital que está siendo corrompido es parte de la vida de todos. Como ciudadanos, corresponde exigir que el río se depure y que el agua que tomamos día a día cumpla con las reglas de salubridad correspondientes.

El Río Luján pide ayuda y alguien debe hacer algo por él.

sábado, 6 de noviembre de 2010

El negocio de las industrias discográficas

El músico Luis Alberto Spinetta dijo en octubre de 1996 en el manifiesto “El disco y el tiempo” que “la polución y la contaminación de este planeta no es sólo aquello que afecta a los ecosistemas, también es lo que late en los cerebros envenenados que restringen la creatividad, sólo para ambicionar aun mayor poder”.

Estas palabras surgieron luego de que el cantautor ofreciera, junto a su conjunto “Luis Alberto Spinetta y Los Socios del Desierto “, una serie de conciertos en el teatro Ópera. El disco que presentaron estuvo años sin poder ser editado porque las discográficas no respetaban su estilo artístico y no podían llegar a un acuerdo razonable, sobre todo, para los músicos. Fue así como Spinetta decide pronunciar estas duras palabras hacia las empresas que sólo quieren hacer negocios con el arte de la música.

El texto fue escrito hace más de 10 años, sin embargo, estos inconvenientes siguen siendo un problema para los artistas de hoy. No se respeta el orden de los temas que propone la banda, se cambia el arte de los discos, se reeditan sin consultar a los artistas y se cambian las fechas de lanzamiento, entre otras irregularidades. Esto trae como consecuencia el perjuicio de aquellos futuros compradores y consumidores de la música que deja millones de dólares a las compañías.

A pesar de estas cuestiones y negocios injustos, los músicos no ven otra opción que transar con las empresas de discos para obtener la fama deseada. Las discográficas se transforman en el único medio efectivo para lograr el reconocimiento de las bandas y que los músicos puedan vivir de lo que aman, la música.

Por otro lado, se puede pensar que, gracias a la tecnología y el uso de Internet, las compañías están perdiendo poder. Las descargas ilegales y clandestinas son más recurrentes que la compra de los discos originales. El público prefiere descargar desde la web canciones a gusto y placer, al hecho de gastar dinero en un álbum completo, considerando que el precio de los disco compactos aumentaron cuantiosamente.

La Federación Internacional de Industrias Fonográficas (IFPI) ha publicado que, por cada descarga legal, en la Red se generan otras 40 ilegales. Es por ello que, aunque el líder dominante de ventas de música online, el servicio iTunes de Apple, controle el 70% de este mercado, en realidad apenas controla una pequeña porción del total de descargas
online de todo el mundo. Analizando esta situación, las principales discográficas como EMI y Universal, asumieron la desventaja en la que se encuentran y decidieron unirse a este mecanismo.

Hay estadísticas recientes que demuestran que las empresas de discos pierden ventas en el mercado convencional de música. Mientras que en 2007 17 millones de personas adquirieron al menos un disco compacto dejaron de hacerlo en 2009. Los adolescentes y las personas de más de 50 años fueron las que, en mayor medida, abandonaron este formato. El informe agrega, además, que el año pasado 36 millones de personas compraron música a través de la Red, 8 millones más que en el 2007, y entre todos adquirieron 1.500 millones de temas. De la misma forma, los servicios que ofrecen música en streaming multiplicaron las cifras de seguimiento.

Este nuevo modo de difusión de música permite que las bandas puedan dar a conocer su trabajo, incluso aquellas que recién comienzan sus carreras y no poseen el dinero para invertir en publicidades o discos de gran calidad. Por lo tanto, subir temas musicales a Internet resulta una alternativa interesante para promocionarse.

Continuando con el manifiesto de Spinetta, agregó con respecto a este negocio que es su “obligación como padre la de advertir, a todos los pibes que hacen buena música, de las trampas que les esperan y alentar en ellos el valor que necesitarán para sortearlas”. Sin embargo, hay grupos musicales que no supieron resistir a los manejos de las compañías y con el tiempo cambiaron su esencia. Si uno analiza bandas argentinas como “Massacre” o “Catupecu Machu”, sus comienzos fueron más libres y desprejuiciados. Sus letras estaban más aliadas a la libre expresión que al comercio musical. El estilo que ejecutaban no es el mismo que el que realizan hoy. Era un rock más sincero y natural el que atrapó a los seguidores que los hicieron posicionar dentro del ranking de la música nacional.

A pesar de esto, parece que las compañías lograron captar la atención de los músicos y desviarlos del camino por el cual empezaron a andar. ¿Será que es justamente esto lo que provoca que el público deje de lado estas bandas y consuman online aquellas que no negocian con las discográficas? Replantear esto puede ser la alternativa a la polución y contaminación que envenena y coarta la creación de los artistas.

Al fin y al cabo, lo que se busca es que no se destruya “el campo donde florecerán las nuevas generaciones de músicos argentinos."