miércoles, 28 de abril de 2010

Cambiando el paradigma

“Los niños en conflicto deben permanecer en sus hogares”

La psicóloga Mercedes Villar, integrante del plantel técnico del hogar de abrigo municipal de la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires, nos explica cómo se disuelven los patronatos de la infancia para dar lugar a centros asistenciales llamados hogares de abrigo a partir de la nueva Ley de protección integral de los derechos del niño.

En el municipio de Mercedes existían dos macroinstituciones, el “Instituto Unzué” que alojaba niños y el “Instituto Mariquita Sánchez” que alojaba niñas. Estas estructuras se desarticularon a partir de que se dicta la nueva ley que protege al niño como “sujeto de derecho” y definiendo un espacio diferente para albergarlos y contenerlos. Fundamentalmente, apunta a desinstitucionalizar a los menores para que puedan crecer y desarrollarse en el ámbito familiar.

¿Cuál es el cambio más radical que plantea la Ley?
Antes de adherirnos a esta Ley, las problemáticas se resolvían sacando al chico del núcleo familiar e institucionalizándolo. A partir de ahora se trata de resolver la problemática dentro de la familia, entonces pierde el sentido que existan estas instituciones tan grandes. Sólo en el Instituto Unzué, se llegó a albergar 400 niños, por lo cual no se podía asistir de forma personalizada a estos chicos por mas que tengan asegurada la salud , la educación y la alimentación. Con el tiempo se evaluó que esto no arrojó experiencias positivas, lo que dio lugar a repensar estas instituciones y crear los “hogares” municipales con espacios más cálidos, relaciones más directas y así desterrar los grandes espacios institucionales fríos y anónimos.

A pesar que se trate de no institucionalizar, la ley contempla que, en ciertos casos, es necesario separar a los niños de las familias porque hay vulneración de sus derechos, como abusos y violencia.
Estas víctimas, que tienen un rango etáreo de recién nacidos hasta los 18 años, son alojadas en los hogares de abrigo. Están por un tiempo mínimo, siendo esta una medida “provisional y excepcional”. Se trabaja con la “familia íntima” y, además, con la “familia extensa”, tíos abuelos y primos, incluso con referentes comunitarios.
Siempre se buscan alternativas para evitar que el chico sea alojado en institutos. Para que el niño pueda volver al núcleo familiar se deberá trabajar para resolver las causas que generaron la situación problemática.
Los albergados en los hogares de abrigo pueden mantener sus amigos, el colegio y todas sus actividades cotidianas.

¿Cuál es la ayuda concreta que recibe el núcleo familiar dentro de estos hogares?
Primero, cuando se saca al niño del hogar es porque es víctima de alguna situación que no saben resolver los adultos, por lo cual, se le da apoyo psicológico, sobre todo, porque sufren al ser separados de su familia. En el caso de los adultos, se trata de contenerlos en distintos programas municipales. Por ejemplo, si hay problemas de violencia familiar, se les ofrece incluirlos en el “Centro de atención a víctimas de violencia”, se los asesora, se los acompaña a buscar turnos y se les hace un seguimiento. O sea, se los deriva a distintos sistemas que colaboren a revertir la problemática. Una de las mayores

causas es la desocupación, entonces se gestiona la inclusión en distintos programas sociales para que puedan recibir bolsas de alimentos o pensiones, incluso, para que puedan ingresar en planes de viviendas. Se evalúan las potencialidades de la familia y, a partir de allí, se los fortalece a través de estos programas que pertenecen a las distintas secretarías del municipio.

Una situación a resolver con los chicos albergados es la adicción a las drogas o al alcohol, problemática instalada en todos los sectores sociales. Para ello se realiza la derivación al “Centro de prevención de adicciones”, allí se evalúa qué modalidad de ayuda requiere cada paciente según el grado de adicción. Se abordará el tratamiento necesario que incluya, o no, la internación, siendo los tratamientos ambulatorios los menos efectivos. Este Centro de adicciones actúa de manera articulada con los hogares de abrigo que sólo funcionan como dispositivo para resolver la problemática.

¿Se resuelven las problemáticas a partir de este cambio?
Sí, realmente se resuelven los conflictos. Hemos abrigado 50 niños en estos dos años que comenzaron a funcionar los hogares de abrigo y vemos los cambios.
Estuve en las viejas estructuras y creo que esto de trabajar para que los niños permanezcan en el seno familiar y sólo en casos excepcionales se los separe, fortalecer a la familia y vínculos familiares, es lo mejor para los niños. Tampoco podemos ser idealistas, a veces es lo mejor separar a los niños de su familia cuando existen situaciones muy conflictivas. Con el tiempo, va a dar testimonio de que los niños crecen mejor y más saludables en el ámbito de pertenencia. Con las viejas instituciones no se trabajaba para la reinserción del niño a su familia.

Actualmente el hogar de abrigo de la Municipalidad de Mercedes posee diez camas solamente, con lo cual, es necesario seguir trabajando para mejorar este nuevo sistema de asistencia. Hay nuevos proyectos para que los edificios de los obsoletos institutos sirvan como hogares de abrigo ya que poseen mayor capacidad.
Los hogares funcionan pero hay un punto ciego en el sistema: las situaciones penales de estos niños. La ley plantea lugares de “asistencia” para chicos con problemáticas familiares pero no para resolver complicaciones con la ley. Aunque el municipio cuenta con un “Centro de referencia” donde estos chicos son derivados, este tema sigue siendo el punto débil de la reforma, permitiendo una mejor articulación entre los hogares de abrigo y los institutos penales para “niños hasta 18 años”.
Legalmente, dejar la estructura de los patronatos, implica una responsabilidad por parte de los jueces de menores que ordenaban la institucionalización de los niños sin resolver el problema ni ocuparse de la situación familiar, trayendo como única consecuencia la victimización de los chicos. Estos hogares, al asistir a las familias, aseguran un cambio, es garantía de que los menores puedan volver con sus familias en un determinado tiempo, sin tener la incertidumbre de estar esperando cada fin de semana la visita de un familiar que, sin saber porque, dejo de llevarle abrazos.

martes, 20 de abril de 2010

Historias sencillas

La medicina hecha sainete

Carlos Bueno, 65 años, médico y escritor. Nació en Pérez Millán, provincia de Buenos Aires, pero instalado hace varios años en Mercedes. Su hobbie de escribir guiones teatrales se convirtió en algo más que eso, es un fenómeno en su ciudad y en otras provincias.

¿Cuándo comenzó a escribir?
Dr. Bueno:- Comencé desde muy chiquito. Recibíamos las revistas de cómics, las disfrutaba mucho leyéndolas. Pero después empecé a hacer mis propias historietas. Dibujaba los personajes, los globos con los parlamentos, todos los detalles. Así que se podría decir que arranqué con esta tendencia a escribir a los siete u ocho años.

¿Qué es lo que hoy lo motiva a realizar guiones de teatro?
Dr. Bueno:- Son como compulsiones, es difícil precisar si hay un factor determinante. Así como el que hace cuadros o música, por un determinado momento siente una compulsión. Por supuesto siempre hay un elemento de inspiración que sirve para vehiculizar esta compulsión.

Generalmente, en las historias que cuenta, algún personaje es médico o tiene una enfermedad que resulta graciosa, en el momento de escribir, ¿se posiciona como médico, como paciente o sólo como público?
Dr. Bueno:- Yo me ubico escencialmente como público. Las historias que escribo en un inicio fueron para las fiestas del Día del Médico que después se transformaron en obras de teatro hechas por un grupo de médicos, músicos y artistas teatrales, llamado “Medicalísima”. Por eso sentía la obligación de escribir sobre medicina. La primera obra se llamó “No saque turno esta tarde, el consultorio está que arde” y en el segundo sainete, que era gauchesco, aparece la figura de una curandera reemplazando la figura del médico.


¿Algunas de las situaciones surgen de anécdotas propias o de otros colegas?
Dr. Bueno:- Sí, hay pequeñas expresiones de tipo gauchescas como “¡Se le saltaban las venas pa´juera!” que yo escuchaba en las salas rurales, en las cuales trabajé por quince años, y las apliqué a los textos. Pero hay algo central, yo escribo con sentido humorístico, nada dramático. Me encanta la comedia y el sainete. Siempre escribí cosas para hacer reír.

Ya que sus obras están pensadas para ser representadas por médicos, ¿usted considera que cualquier otro actor puede encarnar estos personajes?
Dr. Bueno:- Cualquier actor lo podría hacer, pero ellos tienen un valor muy grande porque me hacen el honor de poner en las tablas los textos que yo escribí. Por eso, a mis amigos y compañeros de teatro, los llevo en el corazón. Para mí es un gran honor que ellos me acompañen en estas cosas.

Seguramente, las obras tienen gran repercusión en la ciudad porque sus mismos pacientes los van a ver en un rol totalmente diferente al habitual…
Dr. Bueno:- Sí. Como te comenté, la primera vez fue en la fiesta del médico pero después trascendió y las enfermeras y administrativas empezaron a presionar para hacer esto mismo en el Teatro Argentino de Mercedes que tiene doscientas cincuenta localidades. Fue así que hicimos una primera presentación. Era un sainete de una hora y cuarto. Pensábamos que íbamos a llenar medio teatro apelando a parientes, amigos y gente que nos debía plata (risas). Pero sucedió un fenómeno, una explosión, la gente no conseguía entradas para ver Medicalísima. Terminamos dando diez funciones y, el último día, dos funciones seguidas. Las obras subsiguientes mantuvieron la adhesión de la gente que siempre nos premió muchísimo con los aplausos y los elogios en la calle y en el consultorio.

Imagino que esa debe ser una de las satisfacciones que le da el hecho de escribir…
Dr. Bueno:- El escribir un texto, para mí, siempre significó un placer. Después si eso tiene alguna trascendencia, mucho mejor. Dos de mis sainetes están dando vueltas en el Sur, en Santa Cruz. Hace un tiempo vino gente de Caleta Olivia, pasaron por Mercedes y nos decían que están ensayando la primera obra que escribí. Ya habíamos ido con mi señora a ver este grupo de jubilados que representaron una de mis comedias gauchescas y el intendente del lugar me entregó una placa y una bandera de la provincia. Fueron muchos homenajes. Esa trascendencia me llena de satisfacción.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Dr. Bueno:- El próximo proyecto es una comedia, que había escrito hace bastantes años pero, como es muy extensa, la alargué y fraccioné en cinco programas de radioteatro. En eso estamos ahora, ensayando esta miniserie radial. 