sábado, 28 de agosto de 2010

NO GOLPEARÁS A LA MADRE DE TUS HIJOS


Por María Eugenia Elizalde

Hace dos años que Claudia se fue de su casa de Avellaneda junto a sus cinco hijos. Con un brazo fracturado, un corte en su rostro y dos de sus hijos con quemaduras de cigarrillos, esta mujer salió sin rumbo. Lo único que buscaba era alejarse del maltrato de su marido.

Situaciones como estas ocurren a menudo y los casos aumentan considerablemente. Lo importante es reflexionar sobre el tema y tomar medidas para prevenirlo.

Si estudiamos la historia de la humanidad podemos notar que, desde sus comienzos, hubo personas que tenían más poder que otras. Quiere decir que tenían privilegios y podían hacerse obedecer, por ejemplo, dueños de tierras que tenían poder sobre sus esclavos.

Hoy en día, la situación no ha cambiado demasiado. En nuestra cultura todavía se cree que un hombre tiene más poder que su esposa, aunque las leyes hablen de que al casarse forman una sociedad en igualdad de condiciones. También se cree que los padres tienen más poder que los hijos. Esto es adecuado, siempre y cuando, sea para cumplir la función educativa y no para maltratar o humillar a los niños. Lamentablemente, este tipo de violencia es la más común en las sociedades.

Violencia familiar, violencia intrafamiliar, violencia doméstica: todos estos conceptos remiten a lo mismo, a los actos violentos físicos y verbales que se producen dentro del hogar que incide, por lo menos, un miembro de la familia contra algún otro familiar.

La violencia contra la infancia, la violencia contra la mujer y la violencia contra las personas dependientes y los ancianos son las violencias más frecuentes en el ámbito de la familia. No siempre se ejerce por el más fuerte físicamente, sino que, en muchas ocasiones, son razones psicológicas las que impiden a la víctima defenderse.

Podemos clasificar la violencia doméstica en grupos, según sus modos propios:

Maltrato infantil: Son situaciones no accidentales en las cuales un niño o una niña sufre daño físico o cuando se le hace un daño mental como resultado de una acción u omisión por parte de quienes tienen funciones paternas, maternas o es cuidador o tutor responsable. Los niños y niñas maltratados comienzan a tener problemas de aprendizaje, de conducta y de salud que no siempre son detectados en su significado por la gente que los trata como las maestras, los amiguitos o los médicos pediatras. Debemos considerar también que el abuso sexual infantil compromete la totalidad del desarrollo normal del niño, introduciendo en su vida elementos que le son ajenos a su mundo infantil.

Mujer maltratada: El maltrato emocional y/o físico, el abuso sexual, el abuso financiero, los insultos, el abandono, la infidelidad o la amenaza de realizarlos, aislarla de familiares y amigos, controlarla de manera posesiva, golpearla durante los embarazos, etcétera, son las formas más evidentes en que un marido puede ejercer violencia hacia la mujer. Estas acciones dan por resultado una mujer anulada que pierde la confianza en sí misma, en sus capacidades y un progresivo deterioro de su salud psicológica y física.
Por lo común, estas conductas se entremezclan con momentos de arrepentimiento o de tranquilidad y demostraciones de amor, lo que a veces dificulta tomar conciencia de que el problema existe. Aunque los insultos o ataques físicos ocurriesen solamente una vez u ocasionalmente, establecen un antecedente de futuras agresiones y permiten al hombre violento controlar progresivamente toda la vida de la mujer y su entorno, dejándola aislada socialmente pero también desautorizada y rebajada delante de sus hijos.

La psicóloga norteamericana Lenore E. Walker, en su clásico libro “The Battered Woman” (New York, 1979), la describe a la víctima de la siguiente manera: “Una mujer golpeada es una mujer que ha sido repetidamente sometida a coerción física o psicológica por un hombre para que ella hiciera algo que él deseaba, sin tomar en cuenta los derechos de ella”

Maltrato a anciano y a discapacitados: Los ancianos y los discapacitados, en razón de sus dificultades físicas y psicológicas, están expuestos a malos tratos ya sea en sus familias como, muchas veces, en aquellas instituciones que los albergan no suministrándoles los cuidados adecuados. En ocasiones también sufren maltrato en lo económico pues, al ser sus familiares administradores de sus bienes, pueden hacer mal uso de los recursos o gastarlos en lugar de comprar los medicamentos o la vestimenta que requieren estas personas que, por sus dificultades, se encuentran en una relación de dependencia.

Luego de analizar los tipos de violencia tomando como referencia la persona contra quien se ejerza la misma, debemos hacer una distinción entre violencia verbal y violencia física, pudiendo ser esta última la más perjudicial a nivel psicológico.

Conocida también como violencia emocional, la violencia psicológica es una forma de maltrato, motivo por el cual se encuentra dentro de la violencia doméstica. La intención que trae consigo este tipo de violencia es humillar, hacer sentir mal e insegura a una persona, deteriorando su propio valor. Difiere del maltrato físico ya que éste es sutil y es mucho más difícil de percibirlo o detectarlo. Se manifiesta a través de palabras hirientes, descalificaciones, humillaciones, gritos e insultos. Éste trastorno puede tener bases en la infancia de las personas.

La violencia verbal puede dejar secuelas más profundas que una golpiza o cualquier otro tipo de maltrato físico.

Los estudios que se han realizado indican que es el hombre quien ejerce este tipo de violencia o abuso de poder en la gran mayoría de los casos y las mujeres, las niñas y los niños son las principales víctimas.

Pero, sin embargo, es difícil categorizar el perfil del hombre violento por variables tales como: edad, clase social, nivel educacional, ocupación, religión, lugar de residencia, etc., debido a que puede configurarse con cualquiera de las variables mencionadas, lo cual no implica dejar de reconocer que, la asociación entre algunas de ellas, puede potenciar el riesgo de conductas violentas.

Investigadores de distintos países, incluido el nuestro, han elaborado importantes aportes a fin de ir conociendo el perfil del hombre violento. Estos estudios están basados en dos dimensiones:

Dimensión comportamental: comprende la gama de conductas, amenazas, agresiones verbales y físicas que realiza una persona, como pueden ser el aislamiento de la familia del entorno social, violencia al volante o hacia mascotas, abuso de drogas y/o alcohol, obsesión por tener el control de las situaciones, mentiras, amenazas, irse del hogar y volver en un corto período de tiempo y luego repetir la conducta, simulacros de suicidios y otras actividades que tienen que ver con su comportamiento habitual.

Dimensión Psicodinámica: comprende las esferas psíquicas, conscientes e inconscientes. Integran esta dimensión los afectos, los sentimientos y las emociones. Demos algunos ejemplos: baja autoestima, proyectar situaciones irreales y exageradas, esperar que sus esposas e hijos cumplan con sus deseos no explicitados, dificultades para verbalizar sus sentimientos, dependencia total de la mujer, narcisismo, gran capacidad de persuasión y conductas obsesivas.

Para comprender en su totalidad el gran problema de la violencia, es momento de analizar el perfil de la victima, el de la mujer y el perfil de los niños:

Una mujer maltratada puede reconocerse por presentar estados de angustia, malhumor, depresión, sensación de impotencia, intentos de suicidio e insomnio, molestias en el cuerpo como: dolor abdominal crónico, dolor de cabeza, cansancio, etc. que no mejoran con el tratamiento e incluso problemas ginecológicos. Es común que las mujeres maltratadas pidan turno con el médico y luego no asistan y, si tienen lesiones físicas provocadas por la violencia, suelen demorar en buscar ayuda, o bien dar explicaciones vagas acerca de cómo se ocasionaron. Las embarazadas suelen acudir tardíamente al control prenatal. Las consultas en la guardia son frecuentes y siempre van acompañadas de aquel quien la maltrató.

En el caso de los niños víctimas de violencia intrafamiliar, el abuso sexual infantil compromete la totalidad del desarrollo normal del niño, introduciendo en su vida elementos que le son ajenos a su mundo infantil.

Algunas actitudes a tener en cuenta son: Juegos sexuales persistentes y no esperados para su edad y desarrollo. Manifiestan a través de sus juguetes lo que otras personas hacen con ellos, expresiones y vocabulario con contenido sexualizado y excesiva masturbación o autoestimulación. El niño abusado suele tener conductas sexuales compulsivas como simular actos sexuales con sus amigos o hermanos.

Hay aspectos más sutiles que el niño expresa como depresión crónica, ansiedad, conductas fóbicas, preocupación excesiva por la higiene, volver a mojar la cama cuando ya han superado esa etapa y actúan de manera autodestructiva como automutilación, intentos de suicidio o escaparse de la casa. Temen ir al jardín o a la escuela y realizan dibujos tenebrosos, remarcados, dramáticos, borroneados, tachados, a su vez, pueden ser destrozados con furia.

Lo importante de estos casos es estar atentos, sobre todo por parte de aquellos que tienen profesiones tales como pediatras, maestras jardineras, profesores y todo tipo de trabajo en el que se está en contacto con niños.

Para tomar conciencia de la dimensión de este problema social, vamos a remitirnos a las estadísticas de los últimos años.

En la Provincia de Buenos Aires, durante 2005, hubo más de 8800 denuncias en las comisarías de la mujer y 123 homicidios consecuencia de la violencia familiar. En la ciudad de Buenos Aires, durante el mismo período, se brindó asistencia en los centros integrales a 3660 víctimas. Sin embargo, el Consejo Nacional de la Mujer, carece de estadísticas.

En los últimos seis meses, el Departamento de Prevención y Asistencia de la Violencia Familiar de la provincia de Tucumán atendió y asistió 1.300 denuncias de mujeres, víctimas de la violencia. En la mayoría de los casos, el agresor era la pareja o cónyuge. La titular del área, Rosa Alastuey, dijo que, respecto del año pasado, los casos de violencia se han incrementado un 30%.

Cifras igualmente alarmantes ofrece la Dirección de Derechos Humanos de Catamarca, que en 2007 atendió unos 557 casos y cerca de 590 consultas por violencia doméstica (los números corresponden a 2007 pero son parciales), mientras que en 2006 se registraron 700 casos y hubo más de 300 consultas, lo cual indica que esta problemática va en aumento a pesar de la disminución de las consultas en el organismo.

El Departamento de Asistencia a la Víctima informó que en el 90 por ciento de los casos de violencia, la víctima es la mujer, y entre el 80 y el 90 por ciento de los casos, es su esposo o pareja el autor de la agresión. Mientras que en los casos de abuso sexual, el 80 por ciento de los agresores son personas muy próximas a la víctima.

En Catamarca, los hechos de violencia doméstica representan un 72 por ciento de los delitos contra las personas, pero cuando avanzan las causas judiciales las mujeres se retractan de lo que dijeron en las denuncia para no perjudicar a sus parejas.

En 1998 la Legislatura catamarqueña sancionó la Ley 4943, que abordaba la problemática de la violencia familiar, pero lamentablemente nunca fue reglamentada.

El maltrato a la mujer, niños o ancianos, debe entenderse, desde el punto de vista legal, como un delito.

Lamentablemente, debemos resignarnos, por el momento, sólo a dar cuenta del aspecto físico; aunque hemos visto que también existe el maltrato emocional.

Existe una ley de violencia familiar, “Ley Nacional Nº 24417 de protección contra la violencia familiar”, que ampara a la mujer que es víctima del maltrato

También, debemos tener en cuenta que funcionan organismos gubernamentales y no gubernamentales que asesoran a las víctimas.

La denuncia por maltrato físico es personal; es decir, sólo la puede realizar la víctima y en el caso que los damnificados fuesen menores, incapaces, discapacitados o ancianos, los hechos deberán ser denunciados por sus representantes legales y/o el ministerio público.

Nadie está exento de ser víctima de violencia, es por ello que debemos educar en la denuncia y en el ánimo de aquellas personas que se sienten agobiadas por estos problemas que cavan tan hondo. Como hemos visto, no hay un perfil determinado de abusador, sólo debemos estar atentos, sobre todo, durante el noviazgo, donde muchas veces una parte de la pareja cede en función de la otra, para evitar discusiones y desgastes, porque cree que eso es lo correcto, o por temor a ser agredido. Aquí comienza el poder en la pareja, con la idea de que alguien debe mandar, y alguien obedecer.

Recordemos que una vida digna es una vida sin violencia, por eso denunciemos y busquemos ayuda.

Cambiemos las espeluznantes estadísticas, construyamos un país armonioso en base de una familia en paz.

Datos útiles:

LÍNEA MUJER GRATUITA:
0800-666-8537. G.C.B.A.
SERVICIO: Atención todos los días las 24 horas.

LÍNEA DE PREVENCIÓN A LA VIOLENCIA DOMESTICA Y SEXUAL.
0-800-222-22876 G.C.B.A.
Asesoramiento, contención, derivación asistencial e intervención en situaciones de emergencia a mujeres victimas de violencia.
SERVICIO: Atención todos los días las 24 horas.

LÍNEA “TE AYUDO”.
4393-6464
Asesoramiento, contención y derivación asistencial en la problemática de maltrato y abuso sexual infanto-juvenil.
SERVICIO: Atención todos los días las 24 horas.

DIRECCIÓN GENERAL DE LA MUJER DEL GCBA.
SERVICIO: Asesoramiento, orientación y patrocinio fundamentalmente en violencia familiar.
Derivan a la persona a un refugio cuando el caso lo requiere.
ATENCIÓN: Lunes a viernes de 11 a 15.
DIRECCIÓN: Carlos Pellegrini 211, P. 7º, Cap. Fed.
TELÉFONO: 4323-8000 int. 4800
WEB: http://www.buenosaires.gov.ar

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