jueves, 5 de noviembre de 2009

El secreto de sus historias


Título: El secreto de sus ojos
Año: 2009
Director: Juan José Campanella
Guión: Juan José Campanella , Eduardo Sacheri
Reparto: Ricardo Darín , Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago.
Género: Suspenso, Policial
País: Argentina


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El secreto de tus ojos, película argentina con un nivel que hacía mucho no veíamos en nuestras salas. Guión firme e interesante. Bien argentino, demostrado en su argumento, escenarios, diálogos, relaciones, fotografías.
Historias de personajes muy nacionales, tan nacionales como el fútbol y la pasión por ir a la cancha a alentar un equipo, tal como lo muestra en este film Juan José Campanella, que nos tiene acostumbrado a grandes historias escondidas en pequeños rincones: un club de Avellaneda, un geriátrico de Buenos Aires o en los pasillos de un Juzgado.
Basada en la novela de Eduardo Sacheri “La pregunta de sus ojos”, el largometraje nos presenta la historia de Benjamín Espósito quien acaba de jubilarse como empleado en un Juzgado Penal. Para ocupar su tiempo libre decide escribir una novela, basada en una historia real de la que ha sido testigo y protagonista. A partir de aquí tendrá que investigar lo que en su momento no se le quiso dar relevancia: la violación de una joven. El libro le servirá como excusa para terminar con un caso no cerrado en su vida, el cual nunca pudo olvidar.
La trama de la película atrae, conquista, no nos dan ganas de movernos de la butaca. Quizá, por momentos nos distraigamos con el ruido a pochoclos que se escucha en la sala, pero enseguida una imagen cargada de dramatismo nos devuelve la mirada a la gran pantalla.
Ricardo Darín interpreta a Benjamín Espósito, sobre su historia se desarrolla el largometraje. Siempre lucha. Por un amor, por resolver un caso, por una historia, pero el primero de los motivos fue por el que menos luchó y eso le traerá consecuencias.
Su carácter amistoso, fiel y por momentos tibio, hace que nos solidaricemos con él, queriendo que logre las metas que se propone a lo largo de su vida, pero el sufrimiento que le causa una pérdida importante será el momento más dramático y conmovedor que viviremos junto al personaje.
Por su parte, Guillermo Francella sorprende. Demuestra que también puede ser un gran actor de dramas urbanos como el que nos presenta en este caso el realizador. Sin dejar de pronunciar frases al estilo de los bañeros más locos del mundo, el personaje que interpreta, Sandoval, nos va a caer bien. Es de esas personas que al conocerlas decimos: “es un buen tipo”. Amigo incondicional de Espósito. No podemos decir lo mismo de su rol como esposo.
Entre ambos hay una estrecha amistad, lo que le da un matiz interesante al audiovisual. Nos libera de las tensiones que generan las imágenes crudas, cargadas de realidad, que poco se disfrutan con nuestro cine.
La película es creíble, elemento primordial para disfrutar la magia del celuloide. Esta vez se logró, aunque los diálogos no escapan de la naturaleza de las producciones nacionales. Frases armadas y poco elocuentes, pero los personajes están tan vivos que dejamos pasar esos detalles por alto.
Campanella, otra vez, logra contarnos una historia. Con protagonistas efectivos, ambientes muy bien logrados, escenografía perfecta pasando diferentes épocas desde 1970 hasta la actualidad. Locaciones reales donde transcurren las acciones. Sin embargo, todo esto no se lograría sin la compañía de una fotografía impresionante. Hay sombras en el momento indicado, la luz toca las pieles en el momento correcto. Combinación perfecta entre guión y arte. Las actuaciones impecables en su mayoría, incluso la de Pablo Rago y José Luis Goia que no nos tenían acostumbrados a ellas.
Dicen que la televisión sirve para dormir y el cine para soñar. Soñemos, entonces, con películas como ésta: nacional, atrapante y recomendable. Sigamos apostando al cine argentino. Hay ideas, hay talento. Falta que les den su aporte para mostrarlo.




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