jueves, 11 de agosto de 2011

El aborto es tema de todos


En estos días, se dio a conocer el caso de una niña de Misiones que fue violada y embarazada por su tío de 53 años, por el cual la familia pidió el aborto. Un caso más de violación que se pretende resolver con la interrupción de la gestación del niño producto de este delito.

La chica de 14 años ya había sufrido abusos de parte del hermano de su madre, al igual que su hermana que también fue víctima de este abusador que hoy está detenido. El embarazo de la adolescente resulta ser el final predecible de un conflicto social que ya había sido denunciado. Quizás sea este la punta del ovillo. La denuncia ante las autoridades no es una medida eficaz frente a estos casos de abuso sexual pero el aborto tampoco parece ser la respuesta adecuada.

Y en estos casos es donde la justicia interviene ya que el aborto no está legalizado en nuestro país, excepto en los casos que indica el Código Penal: “cuando el aborto se practica para evitar un peligro para la vida o la salud de la mujer o si el embarazo proviene de una violación de “una mujer idiota o demente” (artículo 86, incisos 1º y 2º). En este caso en particular, la Justicia de Misiones, evitó pronunciarse sobre el pedido de aborto de la adolescente. Pero, ¿cuál es la postura de los médicos que deben llevar a cabo la intervención quirúrgica para producir el aborto? Los médicos del Hospital Escuela “Doctor Ramón Madariaga” esperaron la orden concreta de la Justicia para interrumpir el embarazo, sin embargo, La jueza de Familia Marta Julia Alegre sostuvo en su fallo que la Justicia no debía expedirse sobre el tema por no existir una negativa del sistema de salud a realizar el aborto debido a que se está frente a un caso de violación, por lo tanto, la acción no es punible.

A medida que la justicia y el sistema de salud tiran y aflojan en la decisión, la adolescente ya lleva 11 semanas gestando el bebé en su vientre, motivo por el cual, la familia dio marcha atrás al pedido. “Con mi familia decidimos seguir adelante y mi hija mayor, que también está embarazada, dijo que ella va a hacerse cargo de criar al bebé”, declaró Carmen, la madre de la adolescente, al diario Clarín. También agregó que parte de la responsabilidad es suya porque ella permitió que su hermano se instalara en su casa y allí fue que comenzó a violar a sus hijas.

Y aquí podemos detenernos a pensar en esa palabra tan importante: responsabilidad. Todos somos responsables de esta situación. Una niña violada que llora por tener “al hijo de su tío en su panza”, una madre que se siente culpable, médicos que se ven entre la moral y su rol como profesionales y un pedido de aborto para evitar que nazca esa criatura que, de todos los protagonistas de esta gran escena, es la única que no es responsable ni culpable de nada. La decisión fue revocada, el aborto no se llevó a cabo. Por lo tanto, podemos concluir que evitar un nacimiento no es solución para un complejo problema que tuvo un final infeliz. Pero si vemos la mitad del vaso lleno, ahora ese niño que nacerá en seis meses y que podría haber resultado muerto, tendrá una tía que lo va a amamantar, una familia que lo cuide y una madre, que a pesar de no desearlo, seguramente lo amará porque lo llevó en su vientre y el milagro de la vida se revelará en ella.

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